La mejor manera de ver la Torre Eiffel
“Gírate, cierra los ojos y cógeme de la mano, porque vas a caminar de espalda”. Con esas palabras Miri me introdujo en la guía para turistas ciegos. Me hizo subir y bajar escaleras, esquivar a algunos vendedores de calle y después de unos minutos me detuvo. “Ahora -me dijo mientras me pedía que mantwnga los ojos cerrados- te vas a girar y vas a abrir los ojos”. Sin dudarlo y con la intriga salpicándolo todo le hice caso para darme cuenta que el resultado era algo bellísimo e inconmensurable. Tenía frente a mi, como
aparecida de la nada el símbolo más representativo de Francia: La Torre Eiffel.
A las 8 de la noche era una silueta de luces con un fondo gris frío que realzaba su belleza e invitaba a pensar todas las veces que la vimos como algoejano. Para quien vivió en un país que se encuentra a 12 mil kilómetros encontarte con un trozo de libro hecho realidad tiene un valor incalculable que, se potencian aun más, cuando la manera de descubrirlo es original.
No se me olvidará tu cara y el “halaaaaa” que soltaste. Que momento!